En los últimos 40 años, la Universidad ha sido uno de los principales motores del crecimiento económico, del desarrollo social y del progreso cultural de España. Sin ningún género de duda, los millones de personas que han pasado por la Universidad han sido uno de los colectivos más importantes en la profunda transformación que nuestro país ha tenido y que ha venido a situarlo definitivamente en nuestro deseado destino europeo.
Por este motivo, los rectores y rectoras, en nombre de la comunidad universitaria, se sienten plenamente legitimados para manifestar ante la ciudadanía y la opinión pública las siguientes consideraciones:
1. Nuestro país tiene en estos momentos el mejor sistema universitario de toda su Historia y está situado entre los más equitativos del mundo, sin por ello renunciar a la excelencia académica que ha aumentado en gran medida en los últimos años.
2. Recordamos que, en estos años de crisis profunda y de recortes, los universitarios hemos sido solidarios con el esfuerzo que se nos pedía y hemos gestionado la Universidad con gran merma en nuestros recursos financieros y humanos. Y, a pesar de ello, y también gracias a la aportación económica extraordinaria de los estudiantes y de sus familias, hemos aumentado la calidad del sistema aplicando los principios de Bolonia con menos recursos que otros países y aún menos de los que teníamos cuando empezó a implantarse. Asimismo, hemos contribuido decisivamente a situar nuestro sistema de ciencia y tecnología entre los diez primeros del mundo.
3. Las universidades cumplimos con todos aquellos requisitos que nos solicita el Estado respecto a nuestras titulaciones, pese a que algunos de ellos constituyen una innecesaria burocracia que implica a una gran parte del Profesorado y del Personal de Administración y Servicios, impidiendo una gestión más ágil. Seguiremos siempre mejorando nuestros procedimientos internos para garantizar la calidad de nuestra actividad académica.
4. Rechazamos rotundamente que se utilice a la Universidad como arma arrojadiza en la contienda política, elevando a categoría general casos particulares, sin duda absolutamente lamentables, condenables y que deben corregirse con contundencia. Con ello, se pone irresponsablemente en peligro el prestigio de nuestras universidades, que tanto nos ha costado conseguir.
Las universidades tienen una misión fundamental en la sociedad del conocimiento. Por ello, exigimos a los responsables políticos que se ocupen de las necesidades urgentes que tienen nuestras universidades, que aporten más recursos y que se pongan de acuerdo mediante un Pacto de Estado en una nueva Ley de Universidades. Una Ley que sirva para que se lleven a cabo las mejoras que todos los universitarios reivindicamos, de manera prioritaria, para seguir al servicio del bienestar de la ciudadanía. Una sociedad que no confía en sus universidades no tiene futuro.